enero 1, 2024

El Canal de Panamá, por el que transita el 40% de la carga mundial, conectando los océanos Atlántico y Pacífico, se ve afectado por restricciones debido a la sequía regional.

Inaugurado en 1914, el canal redujo significativamente el tiempo de transporte de mercancías entre los dos océanos.

Sin embargo, en medio de la sequía actual, se anticipa que las restricciones para los buques que lo utilizan se extenderán hasta el próximo año.

Esta región enfrenta el desafío de una sequía prolongada, con expertos previendo que factores como El Niño, el cambio climático y el aumento de las temperaturas oceánicas contribuirán a prolongar las estaciones secas en Centroamérica hasta bien entrado 2024.

A diferencia de otras rutas marítimas clave, como el Canal de Suez, el Canal de Panamá depende del agua dulce.

El canal toma millones de galones de agua a través de embalses en Panamá, pero la sequía ha reducido significativamente la cantidad de agua embalsada.

El lago Gatún, la principal reserva del canal, ha descendido aproximadamente 3 metros respecto a los niveles habituales de septiembre.

La escasez de agua plantea conflictos entre los transportistas internacionales y los habitantes locales, reflejando las tensiones globales emergentes en torno a los recursos hídricos.

Este escenario podría asemejarse a los conflictos observados en otros lugares del mundo, como los asociados con proyectos de megaembalses en Francia, donde los intereses locales chocan con las demandas de las multinacionales agroalimentarias.

El canal de Panamá se ha convertido en una ruta crucial para las entregas

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A finales de agosto, se registraron 135 buques en espera, un 50% más de lo habitual para esa época del año, evidenciando el impacto de la sequía en el Canal de Panamá y anticipando posibles restricciones continuas en el futuro.

Estas limitaciones tienen un impacto económico significativo, con un aumento del 36% en las tarifas de transporte de mercancías entre China y Estados Unidos durante el verano.

La situación afecta a una amplia gama de productos, desde muñecas Barbie, piezas de automóviles y paneles solares BYD hasta equipos de tratamiento de aguas y kits para pruebas de diabetes, todos destinados a Estados Unidos desde Asia Oriental.

También se ven afectados productos perecederos como la carne de vacuno y los aguacates de la costa occidental de Sudamérica.

Estos costos adicionales y retrasos resultan en un aumento de los precios, principalmente en EE. UU., con posibles consecuencias de escasez, y ciertas implicaciones en otras partes del mundo.

Además, el canal desempeña un papel crucial en el suministro de gas natural licuado a Europa, lo que significa que cualquier retraso tendría un impacto directo en el aumento de los costos de la energía.

La situación en el Canal de Panamá refleja de manera emblemática los desafíos de la nueva economía global, marcada por conflictos de recursos, crecientes costos y tensiones geopolíticas, todo ello agravado por la crisis ecológica en curso.

Aunque las colas en el canal han disminuido en las últimas semanas debido a la elección de rutas alternativas por parte de los transportistas, la perspectiva de una mejora significativa parece depender de un alivio inesperado y posiblemente temporal de las condiciones de crisis, lo que sugiere que las tensiones experimentadas este año podrían persistir hasta 2024.

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